Un pequeño grupo de activistas se ha estado reuniendo fuera de la cerca de alambre del Aeropuerto Internacional de Portsmouth desde agosto. Tienen binoculares, telescopios y grabadoras de video manuales. Observan la autopista y graban mientras el calor reflejado difumina los bordes de las diminutas personas encadenadas que caminan desde un camión de transporte hasta el avión.
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“Están saliendo los detenidos”, narra un activista para la posteridad, y empieza a contarlos. La activista pidió solo ser identificada por su inicial, A, para que pueda seguir haciendo su trabajo de manera segura por repetidas amenazas de la administración de Trump hacia activistas que graban a los oficiales de aplicación de ley migratoria.
Desde julio, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, o ICE, ha utilizado el aeropuerto en Pease para transportar detenidos en el país. No ha explicado por qué o cuántas personas salen en estos vuelos. ICE no ha respondido a múltiples solicitudes de comentario de NHPR.
En este vacío de datos, un grupo de activistas pasa su tiempo libre contando el número de detenidos que abordan estos vuelos mientras ellos y otros presionan a los funcionarios locales para que detengan estos vuelos.
“Siempre se han dado deportaciones, pero es el hecho de que esté pasando tan cerca de casa a tan gran escala y que pueda verlo físicamente”, dijo A en inglés. “Es una combinación entre querer hacer las cosas bien y tener miedo por lo que se ve”.
A pesar de recibir más atención, esta no es la primera vez que ICE ha utilizado este aeropuerto.
Hubo tres vuelos de ICE desde Pease en 2024 y dos en febrero de este año. Aquellos fueron vuelos internacionales de deportación de menor escala en aeronaves donde entraban un máximo de 14 personas.
Pero en julio, ICE movió los vuelos domésticos desde Hanscom Field en Massachusetts a Portsmouth. Estos vuelos son más grandes y se dirigen a ciudades en EE.UU., la mayoría a una hora de distancia de un centro de procesamiento de ICE.
Esto coincide con tendencias nacionales, según Savi Arvey, Director de Investigación y Análisis para la protección de los refugiados en Human Rights First. Esta organización sin fines de lucro realiza un seguimiento de dónde se originan y aterrizan estos vuelos.
“Mientras la administración de Trump ha aumentado su campaña de deportación masiva durante los pasados ocho meses, hemos visto un significativo aumento en vuelos domésticos de transferencia realizados por ICE — tanto en New England como a nivel nacional”, dijo Arvey.
“Estas transferencias frecuentes entre centros de detención e instalaciones de preparación para la deportación no solo desorientan a las personas en custodia, sino también afectan gravemente su capacidad de acceder a asistencia jurídica y mantenerse en contacto con sus familias”.
Aunque los datos sobre las llegadas y salidas están disponibles en línea, saber cuántas personas van en los vuelos viene de voluntarios como A.
Ella dice que los activistas han grabado camiones con ventanas blindadas y placas de New Hampshire, Massachusetts, Vermont, Pennsylvania, y del Departamento de Seguridad Nacional.
A dijo que pocas personas salen de los aviones, pero cerca de 10 a 50 detenidos abordan cada uno de estos vuelos. Desde el 4 de septiembre, ella dijo que su grupo de voluntarios había contado a 389 personas que abordaron los vuelos.
Otra estrategia que los activistas han utilizado es pedirle a la Autoridad de Desarrollo de Pease detener estos vuelos, citando preocupaciones sobre el debido proceso, cómo están siendo tratados los detenidos y las políticas de inmigración de la administración Trump.
“Tengo 85 años. No recuerdo nada en mi vida que sea tan perturbador en términos de abuso del gobierno a seres humanos”, dijo el exsenador nacional Gordon Humphrey, un republicano anti-Trump que ha estado yendo a la base de Pease para ver estos vuelos y hablar en las reuniones de la junta.
“Es crueldad. Es indignante. No es americano. Y cualquier persona preocupada debería estar protestando”.
Los funcionarios en la junta simpatizan con estas preocupaciones. Pero el presidente Steve Duprey dijo que no hay mucho que la Autoridad pueda hacer para finalizar con las regulaciones impuestas por la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).
(Duprey también es miembro de la Junta Directiva de NHPR, pero no tiene influencia ni participación en la cobertura de la estación).
Duprey dijo que no cumplir con las regulaciones de la FAA requeriría que la Autoridad de Desarrollo de Pease pague todos los subsidios federales que han recibido durante el redesarrollo de exbase militar aérea y haría a la ciudad de Portsmouth inelegible para futuros subsidios federales.
“Es como un matrimonio forzado: no podemos divorciarnos”, dijo. “Como somos un aeropuerto federal, tenemos que dar servicio a cualquier avión que aterrice aquí legalmente y que tenga los números de cola correctos”.
Él dijo que la Autoridad de Desarrollo de Pease está explorando sus opciones – como preguntarle al Departamento de Seguridad Nacional si podría considerar no utilizar a Pease y revisar las regulaciones de seguridad sobre quién es permitido en la pista.
Este resultado es decepcionante para residentes como Sarah Cornell, quien ha estado activamente organizando protestas en la salida I-95 cerca de Pease. Ella dice que sus esfuerzos están lejos de terminarse, y continuará hablando en reuniones del gobierno y conectándose con vecinos que piensen igual.
“Realmente no hemos tenido ninguna pérdida, pero tampoco un gran éxito”, dijo ella. “Estamos haciendo lo correcto, y eso tiene que ser suficiente por un tiempo”.
Traducción de María Aguirre