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NH presencia más inseguridad alimentaria por la inflación, y por el fin de asistencia de la pandemia

Sherisse Salter (izquierda) y Angalena Negron distribuyen comidas en Elmwood Gardens en Manchester con New Hampshire Hunger Solutions. Trabajan para expandir la participación en sitios de almuerzos de verano en la ciudad.
Kate Dario
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NHPR
Sherisse Salter (izquierda) y Angalena Negron distribuyen comidas en Elmwood Gardens en Manchester con New Hampshire Hunger Solutions. Trabajan para expandir la participación en sitios de almuerzos de verano en la ciudad.

Escrito en inglés por Kate Dario, traducción por María Aguirre

A comienzos de este año, las personas atentas a la inseguridad alimentaria en New Hampshire, se dieron cuenta de algo alarmante: La tasa de familias que reportaban acceso insuficiente a comida, aumentó en más del 10%. Esta primavera, se estimó que más de la mitad de los hogares de New Hampshire con niños no tenían suficiente para comer.

Y en una reciente encuesta del Censo del mes pasado, se demostró que casi 200,000 niños en el estado viven en hogares sin suficiente comida — esto significa un aumento de casi 40,000 niños adicionales desde enero.

Mientras el aumento en el hambre es problemático, no es una gran sorpresa para aquellos que trabajan lidiando con el tema. Los defensores en el campo dicen que muchos de los hogares más vulnerables están atrapados en un doble aprieto: La continua inflación alza los precios de compra esenciales de comida cada día más, y al mismo tiempo, los programas de seguridad de la pandemia se han revertido. ¿El resultado? Un aumento en el número de familias en el estado que luchan por poner comida en la mesa cada semana.

Los defensores dicen que el aumento de la inseguridad alimentaria demuestra el tentativo estado financiero de muchas familias en New Hampshire, y la importancia que la asistencia de la época de la pandemia tuvo en cuanto a la calidad de vida para muchos.

“Lo único que cambió con la pandemia es que creamos programas que facilitaban que las personas sobrevivan con el costo de vida como estaba”, dijo Jessica Gorhan, directora de impacto social y desarrollo para la organización benéfica New Hampshire Hunger Solutions.

La asistencia en la era de la pandemia

Durante la pandemia del COVID-19, el gobierno federal hizo que sea más fácil que las personas califiquen para una gama de programas de apoyo. Lo más notable fue que aumentaron las asignaciones mensuales para el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, que se conoce como SNAP o estampas de alimentos, que le brindaba a las personas de bajo ingreso más dinero para comprar comida. El gobierno federal no terminó con la emergencia de salud pública nacional hasta mayo, pero sí recortó la ayuda adicional para SNAP meses antes, y realizó la última asignación de pandemia en febrero. El impacto en New Hampshire puede verse en números: Las familias en el estado que reportan insuficiencia de alimentos aumentó del 44% al 54% de encuestados entre febrero y abril, según datos del Censo. Esto significa 50,000 hogares más sin la capacidad de poner comida en la mesa.

Estas tasas se estabilizaron un poco, pero se han mantenido continuamente altas durante el verano.

Gorhan,de New Hampshire Hunger Solutions,dice que la expansión de SNAP y otros programas similares de asistencia durante la pandemia trajo un cambio en políticas muy esperado que hizo que la comida sea más accesible, aún cuando no abordaron problemas estructurales más amplios detrás de la inseguridad alimentaria.

En parte, debido a este dinero adicional, New Hampshire presenció menores tasas de inseguridad alimentaria durante la pandemia, según el instituto de política fiscal de New Hampshire (New Hampshire Fiscal Policy Institute). Pero ahora, los que trabajan en contra del hambre en el estado dicen que las políticas gubernamentales no se han acoplado a la realidad que muchos residentes aún enfrentan, donde los costos relacionados a la inflación de comida vinculados a la pandemia persisten, pero las herramientas diseñadas para ayudar a las personas a mantenerse en pie desaparecen de repente.

Eileen Liponis, quien lidera el Banco de Alimentos de New Hampshire, dice que el recorte en el fondo adicional trajo una presión significativa sobre las personas con inseguridad alimentaria. Los defensores locales estiman que un individuo promedio en el estado presenció un recorte de $108, y la familia promedio tuvo un recorte de $206 en su asignamiento mensual.

Liponis dice que la demanda para el sistema benéfico de comida ha estado más alta desde marzo, con el banco de alimentos organizando con mayor frecuencia las despensas móviles para hogares.

“Antes del COVID, hacíamos quizás seis o 10 [despensas móviles de alimentos] al año y estaban dirigidas y era suficiente quizás para 250 familias”, dijo ella. “Ahora estamos haciendo una a la semana para aproximadamente 400 familias”.

Alice Farry, una mamá primeriza en Nashua, es una de esas residentes que ha dependido de su despensa local de comida para llegar a fin de mes. Alice trabaja a tiempo completo en McDonald’s, ganando $15.50 la hora, y su novio trabaja 20 horas a la semana con el mismo sueldo, por lo que por poco no cumplen con los requisitos para recibir beneficios de SNAP.

Sin embargo, con un hogar con dos ingresos y cierto apoyo adicional, se les complica adquirir suficiente alimento nutritivo y cualquier otra cosa además de “lo más básico de lo básico”.

Ella dice que algo del banco de alimentos ayuda un poco, pero sus propias restricciones alimenticias y las opciones limitadas resultan en mucha comida que ella recibe y se desperdicia.

“Las frutas y vegetales son increíbles, pero particularmente no duran mucho, entonces si no te las comes en un día o dos, se dañan”, dice. “Los alimentos secos y enlatados: Eso ayuda mucho, pero hay mucho que puedes hacer”.

Los defensores del hambre dicen que el sistema benéfico de alimentos no está diseñado para ser una solución a largo plazo para la seguridad alimentaria. Por otro lado, dicen que los programas como SNAP ofrecen alternativas más sostenibles ya que le brindan a las familias más consistencia y flexibilidad.

Gorhan,de New Hampshire Hunger Solutions,considera que el recorte de las asignaciones de SNAP es un gran paso atrás. “Han revertido algo que realmente solucionaba un problema”, dijo ella.

Mantener a los estudiantes alimentados durante el verano

Muchas familias con inseguridad alimentaria con niños en la escuela, dependen de programas con almuerzos gratis o con precio reducido durante el año escolar. Entonces, las vacaciones de verano presentan un desafío particular para ellos. Durante la pandemia, el gobierno federal brindó dinero adicional para ayudar a alimentar a los niños durante los meses de verano, que se conocen como EBT o P-EBT de pandemia.

A partir del próximo verano, este programa -- ahora conocido como EBT de verano -- se hará permanente, con las familias que califican recibiendo un extra de $40 al mes por cada niño. Pero este año, el programa sigue siendo opcional para cada estado, y New Hampshire quizás no pueda distribuir el dinero adicional hasta fines de año.

El programa de servicio de alimentos del verano (Summer Food Service Program) aparece para abordar la necesidad de comida cuando no hay clases, y brindar almuerzos nutritivos y gratis para estudiantes. Estos sitios de distribución de comida son federalmente financiados por el departamento nacional de agricultura (USDA), y administrados a nivel estatal. Durante la pandemia, cualquier comunidad -- a pesar de sus tasas de inseguridad alimentaria -- podía ofrecer organizar dichs sitios. Ahora, solo las áreas que cumplen con criterios del USDA que se basan en niveles de pobreza son elegibles para reembolso para sus programas de almuerzos de verano.

Laura Milliken, directora ejecutiva de New Hampshire Hunger Solutions, dice que esto previene que las familias con inseguridad alimentaria que viven en áreas más ricas no puedan acceder a estos sitios.

“Si hay niños pobres viviendo en comunidades más ricas, tienen que manejar distancias más largas para acceder a un programa”, dijo ella.

Mientras tanto, la demanda para alimentos en estos sitios crece. Southern New Hampshire Services, la cual auspicia sitios en los condados de Hillsborough y Rockingham, dice que sirvieron 4,000 almuerzos más a mediados del verano en comparación al mismo tiempo el año pasado.

Estos sitios suelen ser más que solo espacios para conseguir comida, son un punto de encuentro para las familias de la comunidad. En un reciente día de semana, Abukar Salat llevó a sus hijos para recoger almuerzos en el sitio en Elmwood Park en Manchester, donde entre 50% a 60% de niños califican para almuerzos gratis o con precio reducido.

“No es la comida. Son muchas las personas que se preocupan el uno por el otro y por los niños”, dijo él.

Esperanza Rivera distribuyó alimentos en el sitio de Hunt’s Pool en Manchester este verano, donde muchas familias fueron por un chapuzón para pasar el calor. Ella dijo que es importante que los recursos anti-hambre vayan a sitios como ese para que la comida sea lo más accesible posible. Ella dijo que el estigma de aceptar algo gratis evitaba que muchas personas, especialmente padres, se lleven comida a comienzos del verano, pero su presencia diaria hizo que las personas se sientan más cómodas.

Rivera dice que ella no está completamente de acuerdo con las guías del USDA para el programa, las cuáles ella dice que no llevan a alimentar a la mayor cantidad de personas con hambre posible, como debería ser. A comienzos de la pandemia, sitios como Hunt’s pool recibieron una exención de no congregación, quiere decir, que funcionaba con un modelo de grab-and-go, de ir a recoger e irse. Ahora, el departamento dicta que los que reciben los almuerzos en sitios como el de Manchester, coman en su sitio de distribución, lo cual Rivera dice que puede desanimar a algunos.

“Algunos de ellos ya se sienten con vergüenza por cualquier razón cuando no deberían sentirse así”, dice ella. “Pero no creo que la USDA debería poner restricciones en las personas”.

Estos sitios están diseñados para alimentar solo a los niños, pero Rivera le da a cualquiera, incluyendo a adultos, un almuerzos, sin preguntar nada. Cuando ella hace esto, no los marca, para que Southern New Hampshire Services -- quien supervisa el programa aquí -- no reciba reembolsos por comidas del USDA.

“Hay tantos adultos mayores que son vulnerables, y hay muchas personas que son vulnerables y no son ni niños ni adolescentes”, dijo ella.“Entonces, ¿cómo puedes escoger?”

El Banco de Alimentos de New Hampshire supervisa sitios en el North Country, donde las tasas de inseguridad alimentaria infantil son los más altos del estado, pero las barreras para el acceso a comida se ven diferentes que en áreas más urbanas. El USDA permitió una exención de no-congregación para mantenerse en comunidades rurales este verano, los cuales los defensores locales anti-hambre dijeron que han sido de mucha ayuda para reducir el estigma alrededor de inseguridad alimentaria.

“Es más fácil para alguien llevarse comida y no tener que avergonzarse”, dice Travis Shearer, quien entregó comidas en la escuela Groveton Elementary School este verano.

SNAP enfrenta un desafío de alcance

Una de las barreras más grandes en cuanto a acceso a alimentos en el estado es la baja inscripción en programas que sí existen, dijo Milliken. En el 2021, solo el 50% de personas en New Hampshire que calificaban para SNAP y solo el 44% de personas que calificaban para WIC, un programa para nuevas madres e infantes, estaban inscritos. Los defensores locales dicen que esto se debe en parte porque el estado no ha tenido un programa de alcance para SNAP desde 2017. Pero los defensores están esperanzados que estos números mejoren pronto, ya que el Banco de Alimentos de New Hampshire fue contratados por el estado en mayo para retomar el programa.

Otro aspecto de la inseguridad alimentaria no es solo el acceso a comida, pero el acceso a comida nutritiva. El estado ofrece dos programas: Granite State Market Match y Double Up Food Bucks, para los participantes de SNAP, diseñados para brindar opciones más nutritivas al duplicar la cantidad de dinero que se gasta en frutas y vegetales cultivados en tierra local. Sin embargo, los defensores dicen que pocas personas están al tanto de que estos programas existen y suelen asumir que los mercados tipo farmers markets son muy caros.

Morgan Morani, la mánager de programas de participación comunitaria para el Seacoast Eat Local, estima que tan solo el uno por ciento de los participantes de SNAP se involucran con Granite State Market Match o Double Up Food Bucks.

“No hay una comunicación adecuada con los individuos que realmente reciben SNAP para que sepan que hay estos beneficios disponibles para ellos, y sobre dónde pueden realmente utilizarlos”, dijo ella.

Liponis dice que el banco de alimentos planea concientizar sobre estos beneficios adicionales en su programa de alcance, el cual aún sigue en proceso de planificación e implementación.

Milliken dice que New Hampshire Hunger Solutions y sus aliados están abogando para cambiar la legislación para parecerse más a los programas de apoyo de la época de pandemia, pero mientras tanto, ella enfatizó la importancia de asegurarse de que las personas conozcan los recursos que están disponibles.

“Todos en el estado necesitan pensar, ¿qué recursos están disponibles?, ¿los estamos utilizando de manera eficiente?”, dijo Milliken. “¿Cómo podemos correr la voz para que nadie tenga que pasar hambre?”

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Maria Aguirre is a bilingual journalist that currently lives and works remotely from her home in Guayaquil, Ecuador. She currently writes and produces ¿Qué Hay de Nuevo, New Hampshire?
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