Este fin de semana, la fiesta regresó recargada con alrededor de mil personas que se reunieron para disfrutar las dos cosas de las que los brasileños se sienten más orgullosos: su equipo de fútbol y su carnaval. La gente admiró estas dos pasiones en Greely Park en uno de los festivales más importantes de New Hampshire.
La gente al fin bailó la samba, un baile africano brasileño de Río de Janeiro, y se ejercitó con dos entrenadores brasileños que empujaron a la multitud a sudar esas calorías extra de la feijoada y los brigadeiros, dos platos populares que se vendieronen el festival.
Roberta Korsenowski, una de las bailarinas de samba, dijo que estaba sorprendida por la multitud.
“Todos visten de verde y amarillo, la bandera brasileña. Estaba tan feliz, la gente necesitaba esto especialmente en este momento ”, dijo Korsenowski.
Korsenowski ha pasado por momentos difíciles durante la pandemia. Tuvo que cancelar todos sus shows pero finalmente el festival le dio la oportunidad de volver a trabajar, pero sobretodole trajouna sensación de normalidad.
"En nuestro país, amamos las plumas y la música, estamos felices de volver a ver a la gente", dijo Korsenowski.
Mariana Silva, organizadora del evento, dijo que este festival fue la oportunidad de restablecer las conexiones perdidas, que la vida está comenzando a sentirse normal nuevamente y el festival es una prueba de ello.
En el evento, los asistentes también podían recibir su vacuna contra el COVID-19. El Departamento de Salud de Nashua instaló una clínica móvil para incentivar a las personas a vacunarse.
Bruno D’Britto, el organizador del evento, dijo que durante este año, la gente andaba cautelosa y estaba muy preocupada por el COVID-19, pero todos ya tenían ansias de salir y disfrutar de un evento como este.
Treinta puestos de negocios locales formaron parte del festival que también quería reactivar la economía de la comunidad. Uno de ellos fue el stand de Neuza Cohelo O’Sullirah de Salvador du Brasil que vestía su traje tradicional. Vendía acarajé, un pequeño buñuelo hecho con guisantes negros. Los asistentes hacían largas filas para comprarlos.
La gente esperaba a que comenzara el partido de fútbol mientras los bailarines de samba volvían a ponerse en marcha. Todo el mundo se volvió loco de emoción como en casa, lejos en Brasil.