Esto es parte de la serie de historias por el Mes de la Herencia Hispana, una iniciativa del noticiero español de NHPR ¿Qué Hay de Nuevo, New Hampshire? Conoce más aquí.
John Cardona es propietario de una tienda de abarrotes en el lado este de Manchester, llamada El Parcero. Este es el apodo de Cardona, pero en Colombia, donde nació, la palabra parcero también significa amigo.
El barrio que rodea a la tienda es hogar para muchas personas que lidian con la bajos sueldos e inseguridad alimentaria. A pesar de estos desafíos, Cardona ha conseguido el éxito allí, brindado a la gran población Latina de zona, la posibilidad de encontrar ingredientes que les permitan mantener viva a su cocina.
Hace cinco años, Cardona dice que iba caminando en el barrio y vio una tienda a la venta. Una fuerza divina, dice él, le dijo que esa era la oportunidad que él había estado buscando por 12 años.
“Por coincidencia, encontré que este era mi lugar”, él dice. “Dios puso esto en mi camino”.
Hoy, las repisas dentro de la tienda están llenas de una variedad de productos étnicos de especialidad. Él ofrece ingredientes como chipilín, flor de loroco, panela y hojas de maxán, utilizados en varios platos de Centroamérica, como pupusas, tamales y postres.
Cardona también ofrece todo tipo de snacks Latinoamericanos que remontan a la infancia de varios.
Todos estos productos son difíciles de encontrar en supermercados tradicionales -- y algunos incluso son novedosos para Cardona. Ocasionalmente, le sorprenden las formas y colores de los productos que nunca ha visto, y no tiene idea de cómo se preparan.
“Pero los clientes me guían”, cuenta.
La pacaya, por ejemplo, es un vegetal que se asememejan a tentáculos amarillos o patas de pollo. Él nunca ha probado el vegetal, pero dice que es bastante popular.

Cardona dice que las personas se sienten en casa en su tienda ya que pueden hablar en español. Uno de sus empleados, Ram Pottini quien es un estudiante universitario de la India, dice que está aprendiendo español para ayudar a la comunidad Latina.
“Este idioma es bueno, como el mío”, dice Pottini.
La comida puede ayudar a unir a familiares de distintas generaciones, quienes emigraron en diferentes momentos. Esto ayuda a las comunidades inmigrantes a lentificar el proceso de aculturación en Estados Unidos, ya que las investigaciones han descubierto que suele ser una de las últimas prácticas que pierden las familias después de la inmigración.
Pero preservar las recetas y tradiciones culinarias depende de la disponibilidad de los ingredientes, y El Parcero está tratando de llenar ese vacío. Cardona compra sus productos en Massachusetts y se reabastece cada semana. Muchos de sus productos son congelados, pero la ciencia dice que esto no significa que sean menos nutritivos.
“La gente se alegra cuando encuentra productos de su país”, dice Cardona. “Y se lo cuentan a los demás”.
Las tiendas étnicas como las de Cardona ayudan a los barrios a combatir la inseguridad alimentaria. Cardona quiere servir a las otras personas que viven en el barrio, incluyendo aquellos con lazos en África y otros países. Él dice que su meta es traer productos de todo Latinoamérica, y quiere que su tienda se convierta en un sitio que toda la comunidad pueda disfrutar.
Cardona ha encontrado a un nuevo fanático en Loui Serrecchin, con raíces italianas. Su familia vino a los Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial, en busca de libertad, y aprecia que la comida en el local de Cardona, propiedad de inmigrantes, tenga una historia detrás. Él dice que disfruta de los snacks y diferentes variedades de queso.
“He estado comiendo alimentos Latino mayormente, no me gustan las cosas de cadenas grandes. Ni que las corporaciones grandes preparen mis cosas”, dice Serrecchin. “Prefiero ir a tiendas de familia”.